lunes, 2 de marzo de 2020

Estar

Hay días en que las cosas más simples no salen como querías y con esa excusa todo se desborda.

Días en los que tus emociones se paralizan y tu cabeza se bloquea.

En los que ya no ves nada, no es ni una pared en tus narices, es un fundido a negro.

No sientes, no padeces tampoco.

Cansado de desear, atado de voz y manos que imposibilitan la fuga de tus modos de expresión.

No puedes continuar, no puedes seguir, ni tan siquiera creerlo.

Tu niño pequeño te grita, te agarra de las manos, te empuja a salir pero sin alma.

E inerte hueles a un silencio de auxilio.

Y alguien que no conocía a tu hombre mayor te llora lo que ni tu mismo te puedes llorar.

Y ella sin saberlo te salva de un probable fatal desenlace, y aún mintiendo a sus alarmas, te abraza en un último aliento.

Y vuelves, despacito, pero vuelves hacía tu hogar.

No sabes si aún estará ahí, si abierto o cerrado pero empiezas a volver.

No sabes cuando llegarás o lo que el camino te deparará pero al menos empiezas a andar.

Tan importante estar en el camino que te estremeces.

No os vayáis nunca del camino, da igual como estéis pero estar.

Hay días en que estar al desnudo es la única opción porque duele tanto que no hay metáfora posible en una realidad tan maltratada.

Agradecido, toca seguir estando.

Mejor o peor, perdón, pero estar.