viernes, 25 de diciembre de 2015

Sabios consejos



Sabios consejos los que te brindan las tardes de invierno.

Cada uno puede sacar sus propias conclusiones, unos en la soledad de su cuarto, otros en la resaca de su noche, u otros en el calor del hogar sin chimenea al observar las migajas de turrón que se le caen a la mesa a los invitados en cuestión.

Pero a todos nos llega un punto.

Un punto en el que odies o ames la navidad, te para en el tiempo, te congela, y casi en la inopia te empuja a hacer balance del peso de tu vida, en que momento se encuentra, de donde ha salido, y hacia donde se dirige, aunque a esta ultima cuestión, nadie suele encontrar respuesta y de ahí ese punto donde disipas tu mirada a las migajas de lo que fue, por suerte o por desgracia, pero fue.



Se marchita, todo se marchita, hasta la más bella flor de primavera que envejece en el otoño, se marchita en el invierno.

Se desdibuja el color de las miradas, se enfrían las ganas de hacer tanto.
Se incrementan las de hacer nada.

Te enamoras, mucho, tanto, tanto.
Juras que es para tanto.

Se marchita hasta el ultimo superviviente.

Te rompes, te paras, te quedas helado sin nada.
Da miedo la nada, pero no pasa nada, o si, solo nada.

Te creías tan seguro, tan listo, tan astuto y llega el invierno y no sabes elegir abrigo, te congelas.


Sabios consejos los que te brindan las tardes de invierno, o las noches, o las mañanas.

Déjate marchitar, total no puedes hacer nada, ni avanzar.
Los valientes que lo intentan, encuentran algo de alivio momentáneo, pero es efímero como el placer de una gota en tu mejilla.

Marchitate, no te atormentes, ya florecerás.

Solo has de recordar que después del invierno... después de la calma y no seré yo quien te lo diga.
Te lo dirás tú, con tus sabios consejos, esta vez los del invierno.


¿ He contado alguna vez que a veces me gustaba encerrarme en mi habitación y jugar a provocar al estado más desanimado del mundo con la entereza del chico más feliz y despreocupado del planeta?

Pues si, en épocas pletóricas de mi vida, me gustaba bajar las persianas, quedarme a oscuras y escuchar la música más dramática posible.

Y era satisfactorio, mucho, ese juego, porque jugabas con el arma de un valiente, que sabia que a los días de ese juego, podría recordarlo como un entreno para lo que un día pudiese ser real, y que fuera de esas cuatro paredes, siempre había mil ángulos que explorar.

Pues así es la navidad.


Sabios consejos los que te brindan las tardes de invierno.

Advertencia: Los consejos también se marchitan después.

martes, 15 de diciembre de 2015

No tengo nada más

Fotografía de Tony Madrid

 No tengo nada ya, no tengo ni las ganas de más nada.

No tengo opción, no tengo salida, soy así y así me moriré.

No tengo más, así como viví.

Suele ser paradójico o al menos a mi me lo parece, esa expresión a veces tan usada al limite de nuestros dolores de cabeza.

Y que malos los dolores de cabeza que no te dejan pensar con claridad, te empujan a rendirte a decir que no queda nada ya, que no tienes nada.

Es paradójico que cuando pronunciamos ese "nada" solemos proceder de un naufragio donde lo teníamos todo y lo más paradójico es que aun quizá teniéndolo todo, no lo queremos, lo rechazamos, renunciamos a tenerlo y optamos por divagar en nuestro dolor de cabeza para convertir al todo en nada.

Suelo escribir casi siempre, sentado en la cama, reposado sobre el cabezal con mi almohada, y sin nada, sin nada que me moleste, sin ropa, sin ruidos, sin música, sin letras aun en mi papel blanco...y suelo deprimirme, suelo meterme en un papel para fotocopiar mi interior en otro papel distinto, en ese papel, en esa hoja en blanco sin nada y que luego lo contendrá todo.

Que victimarios nos volvemos a veces, que vagos, que idiotas de verdad.

Por no tener, la verdad que no tenemos nada, sobre todo en esos momentos, no tenemos ni la habilidad de saber jugar a ello, y tan pronto eres damnificado como víctima de tus propias decisiones.

Me gusta aprender a delirar, me encanta escribir sin pensar en nada, y es que no tengo nada más que decir que lo que me dice el silencio, o sea, nada o a partes iguales todo.Ese sin sentido, ese juego de encontrarlo dentro de la nada.

Que pesadez...

Salir de la cama, subir la persiana, ponerte un temazo, mirar a la luna o no mirar al sol que te deslumbra y entra bien por dentro.



Papeles mojados, hojas secas, todo proceso, toda evolución.

¿ Como se puede decir que no puedes hacer algo cuando nunca lo has hecho?
¿ Como juras no poder cambiar cuando no hay nada que cambiar que nunca has hecho, que no existe?

No puedo hablar en público tal como escribo...pero jamás lo he hecho, por lo cual no existe público...
¿ Como sé que no puedo hacer algo que nunca he hecho?

Este sin sentido creo que intenta decir que hay que desechar lamentaciones y como para casi todo echar a andar, con el tiempo, el tiempo donde encontraras siempre cosas nuevas, renovadas o acabadas.

Ni la soledad, ni nada, el tiempo es mi mejor amante, es tan grande, tan bonito.
Puedo enamorarme cada día de él.

Y es que no tengo nada más...

Nada más que un bella historia de amor que me hace levantarme cada día y salir de mi habitación.

Nada más que todo lo que me da la vida.



domingo, 6 de diciembre de 2015

Mirada


Nostalgia es esa mirada que dispersa causa y efecto en mi piel.

Nostalgia es mirarte pero no verte, tenerte y no encontrarte.

Tocarte y no sentirte, nostalgia que se escapa por mi culpa y voluntad.

Sabia que nadie en el mundo podría cantar un rap como así lo entiendo y en lugares contados, entendemos los dos.

Soy maestro de ceremonias allá en las calles de New York a mediados de los 70.

Y el tiempo paso después, no sé si por estupidez pero no recuerdo como volé,
solo sé que no sé volver.

Algo tienes, algo llevas, algo ha cambiado desde que te lo guardaste dentro.

Solo tú, solo yo, somos dos en un rincón y hay saudade entre ¿ los dos ?

Sé que también te ha hecho perder la cabeza, pero da igual, créeme, me da tan igual.

Nostalgia que no tengo aquí conmigo y que quiero, nostalgia que no necesito y no a la que no hablo directamente pero me ama, posesa y obsesa, me ama.



Fuego, llamas, es un incendio, quiero salvarte pero no sé la suma exacta.

La guerra y la paz, la vida y el hogar, vivamos en libertad, dejemos a la edad andar por la ciudad, por donde necesite caminar, sin necesidad de escapar porque no hay nada de que huir, no hay persecución en un corazón perfecto.

Suplicare al cielo lo mejor, olvidare el peor de los inciertos.

Mírame, voy a intentarlo otra vez.

Mírame, es acojonante mirar de frente a la paz.

Hasta ella, da miedo.Estar frente a ella puede resultar aterrador.

Pero lo sé, mírame.