jueves, 8 de octubre de 2015

...Re-coger.


Observo una foto del primer año de mi edad aquí.

Me recogía con sus manos protectoras que pese a mucha guerra en sus lineas lucia unas bonitas y al parecer ,impecables uñas largas.

No tan distantes así de su corazón que inundaba con creces su vida, de la que me nutrí positivamente.

Me recogía con una suave fuerza que me protegía sutilmente para que fuese mía.

Me iba, se fue pero siempre la fuerza venia, llegaba, me acompañaba allá cuan lejos hubiese llegado.



Reflejo de ese corazón en mis decisiones, a veces buenas, otras no tan buenas, pero siempre certeras sin inciertas dudas sobre si todo fue por algo, que te vas para volver, que regresas para recoger.

Llego la hora del reloj de una estación, de esos que siempre marcan latidos, por idas y venidas, por bienvenidas y despedidas hacia lugares mejores.

Viajes donde más que el destino, destaca el trayecto.

No tardaría mucho en esperar por primera vez , en coger las riendas de una llegada por todo lo que deje ir.

Esbozar una sonrisa por recoger a la felicidad que siempre me había acompañado y en momentos difíciles, había estado madurando.

Despedir a las creencias arraigadas, recoger a las enseñanzas recién plantadas.

No sé se sabe que es ser grande sin haber probado el tamaño pequeño.

No te ríes a carcajadas sin haber llorado a mares antes.

Todo es un ciclo, un curso natural, una oscuridad para encontrar luz, una lluvia para mojar la sequía, un sol para formar un arco iris.

No hay que esperar hasta llegado el momento de hacerlo.

¿Por qué esperar si cuando comprendes el ciclo, sabes que va a llegar?

Me dijo la foto que esos brazos me soltaron un día, me sentí desprotegido, me fui a la playa a sentir que el agua que llegaba era calma para mis ausencias o presencias según me atormentara.

Espere que las manos otra vez me tomaran pero no llegaban...se fueron como se va un verano apagando.

Y ahora que escribo en un otoño recién llegado y cuando de sus manos me había olvidado, otra vez han llegado en otra forma pero han llegado, con las marcas de ese ciclo del que he hablado.

Y bajo el reloj de la estación me siento al fin calmado.

Comprendo que espero porque están llegando...

Las manos un día me sangraron por las espinas del tallo de una flor un día.

Aprendí que el color rojo de una rosa se hace a base de ese sangrado.

Ya llega, ya ha llegado y voy a recoger con una flor en la mano a mi invitado.

Le regalare lo que su crecimiento en esta vida me ha enseñado.



Recoger es cuestión de tiempo.

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