miércoles, 14 de septiembre de 2016

El perfecto equilibrista





Ya estamos en Septiembre y casi no nos hemos dado cuenta.

La transición del mes de agosto a este, siempre me ha parecido algo triste, como algo que huele a nostalgia antes de que esta llegue.

Nostalgia a todas las expectativas que teníamos para el verano y que al final no han existido, pero tienes nostalgia de ellas, de su ausencia, de la incertidumbre del que hubiese sido si... y del arrepentimiento.

Del arrepentimiento de no haber ido más a la calle, de haberte pasado la noche en una terraza, de haber ido a la fiesta en blanco donde seguramente te hubieses enamorado.

El pasar a septiembre es un escalón muy alto.Aunque oficialmente el verano aun no se ha acabado es como que si.

Recuerdas aquella sirena del colegio al que ibas cuando eras niño y sonaba en un día de Junio avisándote que en 3 meses no tendrías que volver a pisarlo.

Te esperaban unas largas tardes de piscina, campamentos de verano y kilos de helado.

Unas vacaciones "Santillana" en todo regla.




Ahora, ese mes de junio prácticamente nunca llega, o al menos no escuchas esa sirena que te dice esos de los 3 meses libres por delante.O eres muy afortunado o tu Junio, pasara en solo un día a ser un septiembre que dure 365 días.

Rutina,vuelta al trabajo,dieta,frió,calor y vuelta a empezar.

Es importante por ello, la actitud.

Se suele decir que la actitud lo es todo y recapacitando es bien cierto.

¿ Qué seria de mi nostalgia si tuviese una actitud en mayúsculas ?
Doy por hecho que una actitud en mayúsculas quiere decir una actitud de hierro, fuerte, de comerse el mundo y de no tambalearse por nada.

Pues daría seguramente de patadas a mi nostalgia.

Pero podemos cambiar la forma de ver las cosas. Yo amo a la nostalgia, amo a esos amores que no han sido, amo la melancolía de ese paso de Agosto a Septiembre, amo mi actitud, segura de que el paso de las hojas del calendario, me trae más momentos.

La nostalgia reclama su derecho a que se la identifique como buena y positiva.

Por supuesto que yo estoy a su favor, que seria la vida sin esos momentos que nos arruga el corazón que nos vuelve tan vulnerables a cualquier emoción.

No seré de oro, ni de hierro, pero soy de una actitud firme, con ramas, muchas ramas, unas sensibles, otras nostálgicas, otras felices, para otras eufóricas.

Retomo lo de que la actitud lo es todo. Si.

Pero no como se supone que esta dictada.




La actitud la creas tú. Te pones sobre una cuerda floja y cuando logras mantener el equilibrio tras varias caídas, ahí vas formando tu actitud con licencias de caer cuando quieras y de sentir lo que desees.

Vivimos en un mundo donde nos inculcan de que hay que ser fuertes, de que no hay que dejar paso a la tristeza, de que no puedes caer.... pero sin embargo cuanto color gris hay en este mundo mismo donde nos dicen eso.

Digo yo, que por algo sera.

Y me atrevo a predicar, que nadie, ni la más antigua cultura, ni influenciable sociedad debe de decirte que es lo que debes seguir.

Permítete vivir con todas sus consecuencias, con todas sus emociones.Y no luches por ser fuerte, puedes ser sensible y el perfecto equilibrista.




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