viernes, 20 de septiembre de 2019

Llorar


Llorar.

Llorar al despertar una pesadilla muy real.

Llorar por el sueño que despierto no puedes recordar.

Llorar emocionado al ver que no te has muerto de tu accidente más sentimental.

Llorar al ver tu vida magullada pero a salvo del asesino qué acechaba la puerta de tu hogar.

Llorar desconsolado por la verdad de la mentira mas letal.

Llorar por el abrazo de un extraño en tu ataque de ansiedad.

Llorar a lágrimas viva en una cama de hospital.

Llorar abandonado tras la puta realidad.

Llorar por la mirada enferma por la que cegaste tu mirar.

Llorar ante la obra más sublime de tu vida.

Llorar por el dolor de los cristales de la copas de un Ribera que te hicieron delirar.

Llorar porque la sangre de tus manos no es la tuya en realidad.

Llorar por las sirenas de ambulancias deambular.

Llorar en un silencio inescuchable y sepulcral.

Llorar entre las ruinas del castillo el que pensaste inmortalidad.

Llorar porque estás vivo y no sabes si es mejor haberte ido.

Llorar por las heridas qué no crees que curaran.

Llorar porque apareciste y jamás del todo te iras.

Llorar porque has oído la canción de tu final.

Llorar porque la escuchas transportado en renacer y es tan pronto que aún ves como fue tu entierro desde antes de nacer.

Llorar porque es de noche y ahora nadie me ve.

Mateo Bocca

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