viernes, 6 de enero de 2017

Brooklyn



Amar infinitamente en espiral, en aire, en gas.

No detener las llamas del incendio que provoca la ansiedad.

Respirar hondo, expirar donde tus labios ya no alcanzan a atrapar.

Es el tacto de una piel, de la yema de unos dedos.

Es un color vibrante de explosión.

Pestañas rojizas que besan las lágrimas de melodías internas.

Ondas de bochorno que se calman con las notas.

La escalera de emergencia de un departamento en Brooklyn, bloqueada.


Una guitarra y las 88 teclas de un piano, hacen una espiritual salida con alas.

Volar hasta las calles, de un gris multicultural

Sentir el arte urbano en graffitis casi borrados

Ayudan esas voces negras de un góspel

En un viaje sin precedentes, con destino emergente.



La música es la sangre.

El amor mis venas.

¿ Por qué limitar que fluya, si es la vida la que sigue ?

Me siento en un sueño del que quiero despertar.

Y una vez amaneciendo comprar el billete hacia toda esta realidad.



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