viernes, 27 de enero de 2017

Nadie en un mundo de genios


              


Recuerdo cierta época ya lejana, la que enlazaba el final de los 90 con el año 2000 en la que escuchaba  temas que no quedaban muy lejanos como Everybody Hurt o Losing  my religion de Rem, What's up de 4 Non blondes, Underworld de Born Slippy, Dreams de The Cranberries, la versión de Sacrifice de Sinead O'Connor o quizás el más  lejano aun Space Oddity de David Bowie.

Temas que de alguna forma incógnita se marcaban en tu vida presagiando el olor de leyenda que dejarían en un futuro.

Y es que hay épocas que puedes llegar a oler gracias a la música.

La música que no se parecía a nada, la que estaba hecha de una forma que solo moldeaban los genios, las que tenían escrita en sus letras la musa que trágica y tiránicamente desaparecería con la llegada de la era de las redes sociales.

Ella y las radios, ella y las cintas de cassette, la sensación y crujir del plástico que envolvía a los CDs nuevos, tan deseosos como nuestra pequeña emoción de oler los libretos y pasar sus paginas con el cuidado y respeto que te provoca una obra de arte.

Todo eso desapareció y a fin de cuentas para una primera instancia de comodidad y accesibilidad para todos.
Digo a primera instancia porque en el balance que uno hace con los años se estremece al comprobar que el olor que aquello provocaba no se ha vuelto a fabricar.

Es un recuerdo, un triste recuerdo de un pasado que quizás no era tan fácil todo pero que la música te lo hacia más  apacible con su magia.

Vivimos en una era en la que todo ha quedado al descubierto en nuestro afán por descubrir y quitar el disfraz a las misteriosas incógnitas de la magia.

Como aves carroñeneras en las que me incluyo fuimos haciendo de una era de expectativas todo un desastre de egos.

Los genios se hicieron mayores, fueron envejeciendo de tristeza, creo que a algunos los mato la pena.

Ahora cualquiera tenia a su alcance las herramientas para adueñarse de la magia y hacer obras de arte pero con la técnica que otros crearon, con la magia grabada por los cuatro costados para que no hubiese misterio ninguno en el proceso.

Todos jugamos a ser genios,  todos nos hicimos artistas oficiales , todos  nos hicimos escuchar,  nos expusimos al mundo matando el poder de una imagen que una fotografía de carrete proporcionaba.


Nos alimentamos poco a poco del frenético ritmo del ego que por defecto va creciendo en esta era tan nueva para nosotros.

Somos los primeros en vivirla,en experimentarla...y quizás la malvivimos.
Me pregunto que les espera a las nuevas generaciones si sus recuerdos son estos que nosotros estamos dejando ahora...si sus genios somos nosotros que no sabemos bien lo que hemos hecho con el control que nos han dado las redes.

Hoy todo el mundo esta cerca uno del otro.
Hoy hay saturación de egos,kilométricas filas de canciones y artistas que sueñan con ser emergentes, millones de filas de gente con ganas de contar al mundo sus vivencias afanosos de que otros millones de séquitos les sigan hasta hacerles dioses de sus pasos.

Antes eras lo que la educación recibida, ahora somos lo que nos influye esa ventana tan atractiva como peligrosa.

Lo tenemos todo a golpe de teclado.Todo...nada nos detiene.

Hablo en mi caso de arte, de música...por recordar un olor que nos hemos cargado.Pero podría hablarte de cualquier sector,de cualquier tema, de cualquier cosa que ya no te hace falta salir de casa para obtener.

La tradición de salir y obtener algo para saber un poco de la vida...

Las redes sociales en principio una herramienta para hacernos mas sociales se ha convertido  en todo lo contrario.La mala utilización por nuestra parte nos hace menos sociales.

Entregamos nuestra autoestima a un puñado de "likes" entendemos por conversaciones un puñado de palabras abreviadas con emoticonos.
Ya no tenemos amigos de "banco" ahora o tenemos seguidores o no somos nadie.
Ya no tocamos  timbres para reunirnos y crear nuestro mundo sin salir del barrio,ahora pasamos fotos vertiginosamente dando a un corazón digital para llamar la atención  pero no nos acordamos en minutos de quien era esa persona porque ni nos paramos a conocer más  allá de la fachada.

Esto es un no parar....



Podríamos hablar  también del toque amoroso.

¿Donde quedaron esos fines de semana en los que tu mayor coqueteo era buscar a la persona que te gustaba en ese local donde la viste  por primera vez?
En vez de buscarla en google o entre un surtido de fotos de una app como de un mercado de productos se tratase.

Y ahora volviendo a escuchar pongamos que la versión del Sacrifice de Elton John por Sinead O'Connor pues me dan ganas de llorar.

Los genios  nos dejaron un legado, los padres unos olores de infancia,  nuestros profesores unas éticas,nuestros barrios unos lugares y ahora que se van yendo todos los precursores...nosotros en muestro afán de crecer sin sentido...nos hemos cargado los legados,esfumado los olores, olvidado las éticas,destrozado los lugares.

En ese afán...por llegar a no sé  donde.Porque nos haremos mayores y nuestro destino al final sera el mismo.No sé  si me explico...¿No seria mejor alargar más lo bueno antes de convertirlo en recuerdo?

Dicho esto, a veces tengo ganas de desaparecer del mundo social.Cerrar el chiringuito donde escribo,donde canto, donde trato de ser genio...cerrarlo todo...borrar huella e ir a hacerlas caminando por lugares sin necesidad de retransmitirlo.

De vivir como antaño.

Me dan tantas ganas no de no ser nadie, sino de ser nadie.

Pd: Si algún día no me veis por aquí...alegraros de que un don nadie ha encontrado su lugar de verdad.


2 comentarios:

  1. Aquello que nos es esencial jamás dejara de serlo, lo demás son espejismos que la humanidad cegada intentamos creer, pero en el fondo, todos sabemos exactamente que necesitamos.La autenticidad de la genialidad no compite con ninguna copia.

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    1. Gracias por acercarte aunque haya pasado casí un año, lo acabo de ver tu comentario.Me encanta, lo de que todos sabemos lo que necesitamos...

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