Bien lo sabemos.
Conocer a Albert Espinosa fue una de las sensaciones más felices
que he podido experimentar en mi vida hasta el día de hoy.
Uno de los abrazos que más he sentido y mejor me han dado.
Podría enamorarme cada día con uno de ellos.
Ese encuentro concentra toda la emoción y sentimiento
que sus lecciones han marcado mis pasos.
Con él como Padrino, descubro ese otro amor,
el amor amarillo, el autentico, el puro, el sincero.
El creador me abrió sus brazos, como puerta a mis sueños.
El mundo azul de Espinosa es un baile caótico sin pasos marcados.
Un musical donde cantando se solucionan los problemas.
Una patada a las reglas que no quieres y a la realidad que no te crees.
Gracias Albert.
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