miércoles, 30 de octubre de 2019

Palencia



Palencia... Siempre estuvo ahí desde los viejos tiempos en los que las novias se vestían de negro.

Siempre supo de nosotros y aquí permanece hasta nuestros tiempos, presente de nuestra historia.

Siempre estuviste ahí con ella, ella tan en blanco y negro sabiendo que de tus rafagas a todo color se haría lo bella que hoy es.

Ella testigo de tus mentiras y cómplice de las mías por dar nuestros pasos de cero por la calle mayor rodeados de vidas que van y vienen ajenos al compromiso de fortaleza en la nuestra.

Compartir todo el sufrir del dolor y toda la dicha de un amor cada más tímido, creciendo al revés, envejeciendo a niños que corren de la mano al silencio de cuando nacimos.

Agua natural en el "Ideal" para limpiar impurezas de un marcado destino.

Se agita a borbotones un corazón dolido pero lleno de esperanza.

Se escapan de tus ojos de mirada recién nacida las lágrimas exhaustas que encuentran alivio en en la comisura de esos labios de preciosa sonrisa, dueña de todos mis sueños.

Y esa pelusa de tu ombligo que ahí seguía esperandome y hoy he enseñado a volar por una Palencia hoy un poco más feliz, como yo.

Me toca ir a visitarla de vez en cuando y sé que ella pasara de gris a ser tan blanca como el algodon, como tú.

Y cuando eso suceda... Ahí estaré yo para recogerla y devolvertela.

Ahí estaré yo, porque sí, para meterla en nuestra paciente almohada que llenaremos de todo ese tu algodon.

Ay Palencia!

...que paz.

Gracias.

Mateo Bocca

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